La necesidad de Generalizar
- Chupi
- 12 ago
- 3 Min. de lectura
Generalizar puede servir como heurística para anticipar comportamientos.

Cuando estás rateando tranquila, siempre hay alguien al acecho para joderte el ritmo. Los rusos, especialmente, tienen ese mal vicio: aparecen con sus naves, molestas, resetean tus anomalias y te vuelven loca, intentando derribar tus tractor units como si fuera un juego.
Pero ellos no soportan que les devuelvas la moneda. Una tarde, cinco Nagas aparecieron en mi d-scan, como un enjambre buscando su presa. Lo vi venir, claro que lo vi. No soy una novata.
No intenté esconderme ni salir disparado al vacío. En vez de eso, jugué con ellos. Salté entre lunas, tan evidentes que cualquier piloto con ojos podía seguirme sin problema. Sabía que me perseguirían, que caerían justo donde quería, el problema es ese: las Nagas juegan siempre en su rango, y yo en el mío. Iba a cortas, necesitaba que me siguiesen, pero que en un descuido, cayeran justo a mi lado. Lo que no esperaban es que llevase sensor booster, marca de la casa.

Para cuando la primera Naga logró fijar mi objetivo, yo ya había eliminado a tres. Solo quedaban dos, y dos Nagas no son rival para mi nave. Se debió quedar en shock, porque acto seguido les pillé los pods sin ni siquiera usar burbuja.
Este comportamiento es habitual: siempre dando por culo, molestando sin descanso.
Los que vienen a molestar, a resetear, a robar, acaban pagando caro por subestimar a alguien que sabe quizá tenga más experiencia que tu.
El vacío no es solo espacio. Es una jungla de siglas, colores en d-scan y reputaciones que pesan más que el blindaje de una nave capital. Aquí, aprender a sobrevivir implica mucho más que saber manejar una nave; implica entender a quién tienes delante. Y sí, eso a veces significa generalizar.

Los rusos. Los chinos. Nombres que saltan en las conversaciones, etiquetas que se cuelan en los canales de intel como presagios. ¿Por qué siempre ellos? ¿Por qué parecen ser los que te apuñalan por la espalda, los que llegan sin aviso, los que no dan tregua?
No es cuestión de odio, ni de racismo barato. Es cuestión de cultura, de historia compartida y de método. Los grupos rusos tienen fama no por casualidad. Sus alianzas llevan años cultivando la agresividad organizada. Los chinos, por otro lado, traen consigo una estrategia paciente y una logística implacable, construyendo fortalezas invisibles en el cosmos, esperando el momento exacto para golpear.
Generalizar sobre ellos no es simplificar la realidad, es crear una herramienta: una heurística. Una regla práctica para reducir la incertidumbre en un entorno caótico. No todos los rusos son agresivos, no todos los chinos son calculadores; pero suficientes lo son para que valga la pena tener esa idea fija en la cabeza.
Para mí, Rebelde, esa heurística es un escudo. Me prepara, me alerta, me mantiene vivo un día más en el vacio. Porque en este vacío, la indecisión es muerte.
Los grupos hispanos no se quedan atrás. Muchos aprendieron o incluso están metidos en alianzas rusas, absorbiendo su estilo y tácticas. Estos grupillos suelen ser lo que yo llamo “los kiteros”: siempre van con naves de kiteo, les encanta dar el primer disparo y salir pitando con el rabo entre las piernas si la cosa se complica, porque no les gusta ensuciarse el zKillboard.

Lo llamativo es que están orgullosos de que la mayoría los repudie, incluso de que les tengan bloqueadas las comunicaciones en canales y flotas. Son como un grano de pus en la comunidad, orgullosos de su supuración, conscientes de que molestan y supuran amargura por donde pasan.
Psicológicamente, esto es un comportamiento típico de quien se alimenta del conflicto y el rechazo. Ser rechazados y tener el mundo en su contra no les importa, más bien es parte de su identidad. Les gusta jugar el papel de parias, de la molestia constante, y sacan una satisfacción retorcida de ese aislamiento.
Son similares a cultistas de Slaanesh y por ello hay que generalizar, como no vamos a hacerlo cuando son tan básicos y predecibles en sus conductas. Generalizar es necesario. No para juzgar, sino para anticipar. Para decidir rápido, para disparar primero, para no dejar que el vacío se trague otra vez a uno más.
Si algo aprendí en este agujero negro de civilización es que la supervivencia es cuestión de reconocer patrones, de filtrar ruido, de convertir la experiencia en instinto.

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