MANIFIESTO: Reciclaje

Las bodegas de una Probe no están hechas para durar, solo para tragar y escupir muerte. Pero en el vacío no se desperdicia nada, ni siquiera el silencio que deja una Probe reventada de camino a casa tras un Ghost Site exitoso.

Entró con prisa, sin saber que alguien lo miraba desde más allá del ruido. Un pulso, un pulso más. No hubo gritos, solo vacío y un contenedor herido escupiendo datos y droga vieja. La mercancía sobrevivió, él no.

Recogí los restos con la calma del que ya no cree en la propiedad privada. No hay bandera en el botín, ni derechos en los wreck. Todo lo que flota es de quien lo puede guardar sin que lo asalten en el proceso.

De vuelta en la oscuridad, descargué la bodega de la nave como quien arranca las muelas a un animal muerto. Membranas térmicas, sistema de ocultación, y una firma de carga que grita “residuos industriales”, aunque dentro vayan implantes, boosters, o sobras de un site que alguien creyó exclusivo.

El mercado oficial no me interesa, pero necesito su pulso. Así que salté a un clon: comercial, neutral, con credenciales limpias como un político recién jurado. En Jita 4-4 hay espacio para todo mientras sepas cerrar la boca y pagar la cuota.

Naves de transporte upwell.

Los Caldari no tienen nación, tienen una junta de accionistas. Su “Estado” es un consorcio de megacorporaciones donde la lealtad no se mide en sangre ni en principios, sino en beneficios netos por trimestre. Ocho gigantes deciden el rumbo de millones de vidas, repartiéndose planetas como activos en un balance. El ciudadano no vota: rinde cuentas, sube escalafones, y reza por no ser optimizado. En ese sistema no hay espacio para la duda, solo rendimiento. El ideal caldari no es la libertad ni la justicia, es la eficiencia. Y bajo esa lógica brutal, hasta la muerte puede ser rentable si el cadáver deja buenos datos.

Sin embargo, para mover la mercancía lo habitual es tener un clon Upwell. Upwell representa una evolución del modelo Caldari, pero más ambiciosa y desinhibida. Si el Estado Caldari es eficiencia dentro del orden imperial, Upwell es eficiencia sin fronteras, sin moral, sin regulaciones. No responde a patrias ni a banderas, solo al cálculo frío del rendimiento. Por eso es ideal para wormholes, nullsec y comercio gris.

No quiere gobernar ciudadanos, quiere explotar el vacío.

Y a mí me sirve.

Aunque me reviente la boca decirlo. Porque al final, salto a un clon comercial con alma Caldari, transmito credenciales Upwell pero despego en una Viator, una vieja nave Gallente que todavía huele a libertad y disidencia. Una reliquia que no debería funcionar tan bien, pero lo hace.

Qué hipocresía tan eficiente. Qué irónico es el vacío.

La Viator es un Blockade Runner, una nave de transporte especializada de la línea Gallente (Industriales). Forma parte de la clase Tech II de naves industriales rápidas y sigilosas.

Los contenedores llegan en naves anodinas. El mercado no pregunta si el Neurovisual Input Matrix viene de una ruina Sansha o de un criadero legal. Solo importa que funcione. Que venda. Que se mueva.

Yo no soy un industrial. Soy un reciclador de guerra.

Últimamente he estado trabajando para la DED. Con sus LP fabrico sin esfuerzo mientras rateo triglavians, cuando no estoy tirando filamentos. El comercio triglaviano, y todo lo que lo roza, siempre tiene movimiento en Jita. Es una forma fácil de sacar ISK sin arriesgar, mientras descanso del vacío.

Porque el vacío agota.No por lo que hay, sino por todo lo que no hay.No hay estaciones vivas, no hay puertos seguros, no hay ruido humano. Solo estructuras que crujen en la distancia, ecos de combates muertos y una niebla que te absorbe las ganas. Allí uno se vuelve cálculo, tensión, animal. Cada salto es una tirada de dados contra la muerte, cada nave distraída una emboscada.

Si parece torpe, es una trampa.

Rebelde en su clon Caldari para comercio en JITA 4.4 Mantiene su rubio natural, extinto en el clúster desde hace siglos.

Después de semanas así, volver al imperio es como respirar oxígeno de verdad. Aunque huela a impuestos y a basura galáctica reciclada.

No fabrico héroes, los destruyo, y con lo que queda fabrico mi propio futuro, la inmortalidad se juega a largo plazo. Los valientes son engranajes baratos en mi maquinaria del clon de mercado, carne que alimenta mi voracidad. Mientras ellos persiguen glorias efímeras, yo convierto sus cadáveres en ISK, en hierro frío, en poder puro. No hay lugar para idealismos en esta guerra; aquí solo gana quien sabe aprovechar la ruina. La guerra no es épica, no es noble. La guerra es un negocio sucio, y yo soy la última factura que nadie quiere pagar, pero que siempre termino cobrando.